Puro corazón

 

Hoy hemos clausurado el primer Campus NBA Gigantes y, como en todos los campus, siempre hay alguna anécdota que te hace sentir algo especial.

Así que quiero compartir con vosotros esta historia acontecida en nuestro campus, seguro que muchos vivís cosas parecidas a lo largo del año, a mi me ha parecido digna de ser contada...

Decir que no la viví en persona, nos la contaron los dos entrenadores de los equipos más pequeñitos (Paula y Miguel), y así es como nos la narraron.

Nico y Pedro debían enfrentarse en una competición de uno contra uno, en el momento del enfrentamiento ninguno de los dos había ganado ningún partido, de hecho eran los dos únicos que aún no conocían la victoria... empezó ganando Pedro 1-0, pero Nico logró remontar y se colocó 2-1... iban a disputar los últimos segundos del partido, probablemente la última posesión, Pedro se disponía a atacar, tenía que anotar para empatar pero, al iniciar el ataque, el balón le botó mal y lo perdió... a Nico le hubiera bastado con aguantar el balón hasta que terminara el tiempo para salir vencedor, pero viendo la tristeza de Pedro, que se sabía perdedor, decidió darle el balón para que volviera a atacar; Pedro no logró anotar... y se fue muy triste, derramando alguna lágrima, Nico no lo dudó, en lugar de celebrar su primera victoria en el uno contra uno, decidió consolar a Pedro...

Quizá pensó que su alegría por la victoria no tenía sentido si era a costa de la tristeza de su nuevo compañero y amigo, quizá pensó que su mayor victoria era poder abrazar y consolar a su nuevo amigo a quien la derrota había desolado, o quizá no pensó nada y dejó que sus emociones guiaran sus actos... quien sabe? lo que es seguro es que en la inocencia de su gesto nos ganó el corazón a todos cuantos hemos compartido campus con él.

Durante el campus reflexioné en distintos momentos sobre aquel gesto, y me pregunté en que momento de nuestro desarrollo solemos perder esa naturalidad y nobleza, porque generalmente, a medida que crecemos, solemos olvidar esos gestos que nos engrandecen.

Y esa reflexión me llevó a recordar este cuento que hoy comparto con vosotros:

Corazón de Cebolla

Había una vez un huerto lleno de hortalizas, árboles frutales y toda clase de plantas. Como todos los huertos, tenía mucha frescura y agrado.

Por eso daba gusto sentarse a la sombra de cualquier árbol a contemplar todo aquel verdor y escuchar el canto de los pájaros.

Un buen día, empezaron a nacer unas cebollas especiales. Cada una tenía un color diferente: rojo, amarillo, azul, verde,…

El caso es que los colores eran tan deslumbrantes que a todos llamaban la atención y quisieron saber la causa de tan misterioso resplandor. Después de grandes investigaciones lograron descubrir que cada cebolla tenía dentro, en el mismo corazón, una piedra preciosa.

Una tenía una esmeralda, la otra un rubí, la otra un topacio, y así sucesivamente.

¡Una verdadera maravilla!

Pero, por alguna razón incomprensible, aquello se vio como algo peligroso e intolerable. Total que las bellísimas cebollas tuvieron que empezar a esconder su piedra preciosa e íntima. Pusieron capas y más capas para cubrirla, para disimular cómo eran por dentro.

Algunas cebollas llegaron a tener tantas capas que ya no se acordaban de lo hermoso que ocultaban debajo.

Algunas tampoco recordaban por qué se habían puesto las primeras capas.

Poco a poco fueron convirtiéndose en unas cebollas comunes, sin ese encanto especial que tenían.

Un día pasó por allí una niña que gustaba sentarse a la sombra del huerto. Su inocencia le permitía descubrir lo que había en lo profundo de las cebollas y entender su lenguaje. Comenzó a preguntarle a cada una:

¿Por qué no eres por fuera como eres por dentro?

Y ellas iban diciendo: “Me obligaron a ser así. Me fueron poniendo capas. Yo misma me puse algunas capas para ocultar mi piedra preciosa.”

Ante esas respuestas, la niña entristeció y comenzó a llorar.

Desde entonces todo el mundo llora cuando una cebolla nos abre el corazón…

 

Nota: Gracias a todos los que habéis hecho posible que los chicos disfrutaran durante el campus... ellos ya nos hacen disfrutar a nosotros.

 

 

  
  
  

Comentarios (2) -

  • Cada vez que te leo pienso las mismas cosas, gracias por escribirlas y ¿cómo le Ira a J en un mundo donde expresar emociones es tan difícil y arriesgado?
    • Gracias por el comentario Luis... no me va mal, si alguien quisiera usar esto como arma arrojadiza va mal encaminado. ;)

Agregar comentario